En general, los pacientes con defectos refractivos como miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia, son los que solicitan el uso de lentillas, para prescindir de las gafas y sentirse más libres, sin embargo, en algunos casos, va a ser el optometrista el que proponga esta solución como medio para evitar síntomas, mejorar la calidad visual, controlar el aumento de la miopía, o proteger la superficie ocular, por ejemplo.
Es importante saber que antes de usar lentes de contacto el paciente debe ser evaluado por el especialista, con el fin de determinar si existe algún tipo de riesgo para la salud ocular, medir los parámetros oculares, y conocer las necesidades visuales concretas de cada paciente. Si es necesario el optometrista recomendará un tratamiento de la superficie ocular, párpados y/o pestañas, antes de la inserción de las primeras lentes.
Además, hay usuarios de lentillas ya iniciados o expertos que presentan molestias o signos de intolerancia por diversos motivos, y llegan a plantearse el abandono. Este tipo de pacientes debe ser examinado en profundidad por el especialista, con el objetivo de conocer la causa del problema y tratarla para que puedan continuar usando lentes de contacto si lo desean. Uno de los más comunes, el ojo seco, puede producir alteraciones corneales graves, por lo que debe ser tratado mediante el uso de lágrimas artificiales u otros preparados lubricantes o epitelizantes, pero es el optometrista el que debe determinar el tipo de lágrima o preparado más apropiado en cada caso. Es entonces fundamental contar con formación avanzada en contactología y superficie ocular, y un equipamiento de última generación para garantizar los mejores resultados.
A modo de resumen, exponemos a continuación los diferentes tipos de lentes de contacto que existen:
- Lentes de contacto blandas, de reemplazo diario, quincenal, mensual y anual. Todos los laboratorios disponen de diferentes parámetros normalizados, pero también puede solicitarse una fabricación personalizada.
- Lentes de contacto semirrígidas o permeables al gas, de reemplazo anual. Son de fabricación personalizada, y aunque su uso no es tan cómodo como el de las blandas, pueden estar indicadas para ofrecer mayor calidad visual en pacientes con elevada graduación, en casos de queratocono, post-cirugía refractiva, degeneración marginal pelúcida,… y en el tratamiento para control de miopía conocido como ortoqueratología (lentillas de uso nocturno que moldean la córnea para corregir la miopía).
El tratamiento con estas lentes de ortoqueratología es el único método no farmacológico que permite el control de la miopía en niños (se ha comprobado que la graduación miópica no aumenta de la misma forma, y se puede conseguir que el avance de la miopía en niños con predisposición se vea reducido hasta un 40%.
En cada caso, teniendo en cuenta también las características de cada usuario, será necesario un cuidado, higiene y mantenimiento específico. El paciente debe cumplir las recomendaciones de su contactólogo y acudir a las visitas de seguimiento programadas para que el uso de lentillas le proporcione una solución visual satisfactoria a largo plazo y exenta de riesgos.